Ya estaba acostado en la cama, con la maleta preparada, ya estaba listo para descansar y mañana, lunes, de nuevo a la rutina de levantarme a las 7:30. Mis ojos se cerraban del sueño, y mi mente empezaba a dejar de hacerse preguntas estúpidas acerca de la vida. Todo mi cuerpo estaba relajado, a pocos segundos de caer atrapado en el sueño.
Fue entonces, cuando una voz me alertó en el silencio de la noche, se notaba grave y temblorosa. Un extraño olor empezó a cubrir la habitación, frío empezaba a apoderarse de mi cuerpo, fue en ese momento, cuando recordé que la ventana la dejé abierta. La cerré. Y volví a intentar reconciliar el sueño.