Caía rendido del sueño, mañana me esperaba otro grandioso día de verano en el que no hacer absolutamente nada. Pero pese a tener sueño, había algo que me lo impedía, cuando por fin apagué la luz, un escalofriante y molesto ruido se introducía en mi cabeza, decidí encender la luz, me sorprendió demasiado lo que vi como para ser verdad, la sangre se me heló y sudor no paraba de fluir desde mi frente, exacto, no había nada.
Volví a apagar la luz, pero cuando cerraba los ojos, siempre ese molesto ruido me despertaba,
volví a prender la luz, y ya me di cuenta de donde provenía ese escalofriante ruido, un asqueroso monstruo de seis largas patas, su cuerpo extremadamente delgado y oscuro, su diminuta cabeza, acompañado de unos feos ojos negros me observaba, unas grandes alas adornaban su cuerpo, pero lo que más me sorprendió fue su puntiaguda, delgada y afilada arma que sobresalía de su cabeza... Por suerte el monstruo era del tamaño de un arroz, pero veloz como un grupo de niños al comprar alcohol e intentar que nadie les vea. Daba vueltas y vueltas alrededor de mí, pude notar en su penetrante sonido que se reía de mí, me agaché a coger mi zapatilla, y fui directo a acabar con ese maligno ser sediento de sangre, pero esquivaba cada uno de mis golpes.
Miré hacia el techo, y observé el ventilador que tengo ahí, mi idea era lanzar a ese chupasangre malicioso ahí, y así acabaría con su vida al instante, esparciendo sus tripas por alrededor. En ese tiempo que estuve pensando la idea, mi objetivo había desaparecido, no lo veía por ningún lado, hasta que empecé a oírlo por arriba mía. Decidí subirme a mi cama y mirar con toda precisión posible, estaba en la pared de enfrente, me apoyé sobre mi pared, y seguidamente me apresuré a una posible muerte, salté de la cama, iba con la zapatilla en la mano decidido a aplastarlo... El ventilador me dio en la cara y caí al suelo al instante. No me podía mover, me había golpeado la espalda, ese monstruo acabó conmigo... En ese momento, entró mi madre asustada al oír tal golpe, y me encontró tirado en el suelo, me miró a la cara, le sonreí, y se fue.
Fue entonces cuando sentí algo sobre mi pecho desnudo, era ese bicho, e introduciendo su afilada arma en mi pezón, consiguió provocarme tal placer que dejé que terminara con su trabajo, lo dejé escapar. Me dejó muy satisfecho, creo que siempre recordaré esta noche como en la que el mejor polvo tuve. Pero de pronto algo se me pasó por la cabeza: 'ese monstruo me ha robado la sangre', y está claro que a mí no me roban nada, así que fui decidido a vengarme de mi ladrón, pese a que me consiguió esa magnífica noche de placer, y cuando el estaba a punto de salir por mi ventana, la cerré con fuerza y ese hermoso y sexy bicho se golpeó contra el cristal, fue entonces cuando decidí aplastarlo con el dedo índice, mi sangre ahora resbalaba por mi dedo, no dudé en lamerlo para que vuelva a donde pertenece. Entonces observé a ese monstruo y me miraba con cara apenada, pero todo su cuerpo estaba aplastado contra el cristal, no pude resistirme a soltar una lágrima por tal asesinato, entonces decidí besarlo, pero al ser tan pequeño se quedó pegado en mis labios, lo agarré por las patitas para despegarlo, y lo lancé al ventilador para acabar con su sufrimiento. Sabía que mi plan funcionaría a la perfección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario