En la apresura de la noche, se dice que se oyen voces temblorosas y agudas de niños que corretean entre la densa niebla, extrañas siluetas son encontradas en cada esquina, misteriosas luces parpadean en medio de la oscuridad, hasta e incluso a veces dicen haber oído el ruido de una motosierra, acompañado de un grito de dolor y una risa malévola... También es cierto que esto tan solo podría permanecer como simples leyendas urbanas de mi pequeño pueblo. Pero estaba decidido a descubrir la realidad, así que esta misma noche me adentré en la oscuridad acompañado de una linterna y una cámara fotográfica. Podría ser un documental muy exitoso si todas aquellas historias fuesen reales...
Hacía un frío exagerado, y la niebla cubría todo mi alrededor. Estaba preparado para escuchar las almas de los niños, bueno, en realidad el miedo me paralizaba, estuve quizás a punto de volver a mi casa y dormir calentito en mi cama, pero no, tenía que conseguir tal documental.
La tensión llenaba todo mi cuerpo de un nerviosismo y a su vez, un intenso dolor de cabeza me impedía seguir adelante, cuando de pronto, algo me pisó el pie. Observé al suelo, pero me era dificil diferenciar si había algo abajo de mí por culpa de la niebla. Entonces, algo se golpeó contra mis piernas. Mi sobresalto no fue pequeño al observar la mitad superior de un hombre el cual le quedaba apenas segundos de vida, con la poca fuerza que le quedaba, se agarró a mi pantalón y pude leer en sus labios que lo ayudara. Fue ahí, cuando se desplomó a mis pies, dejando las tripas tras él, todo estaba ensangrentado.
Pasado apenas unos cinco segundos, unos pasos me alertaron a mis espaldas, y entre la niebla, pude observar una silueta que me observaba sin rostro alguno, todo completamente de negro, era un tanto uniforme, pero tan real como la sangre que fluye por mis venas. No duró mucho en desaparecer en la penumbra, alertándome el fuerte ruido de una motosierra, me giré sobresaltado, y la mitad superior del cadáver ya no estaba, tan solo el rastro de sangre, pero a lo lejos, una silueta con forma ancha, se acercaba a mí velozmente con el arma en las manos mientras reía a carcajadas. Empecé a correr lo más deprisa que podía, apenas me tocaba los talones, pero me alcanzó un fino corte en la espalda, pero no me rendía, me veía obligado a llegar a mi casa antes de que esa cosa me alcanzara. Ya me importaba una mierda el documental, yo tenía pensado que todo fuese falso, y tan solo editaría luego las grabaciones, pero no era así.
Conseguí salir al fin de esa pesadilla, y desde entonces, me he obligado a no volver a fumar buena maría, ya que no es la primera vez que me afectan tanto las alucinaciones, mira que anoche imaginé que mis heces me hablaban para salir... (Referido al relato este) En la oscuridad
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