Érase que se era en un departamento muy muy lejano, donde vivía una pareja de jóvenes, formada por un chaval, llamado Federico, y una chavala llamada Juana. Ambos llevaban cuatro años juntos, al fin tuvieron lo que toda pareja quisiera tener, un hijo. Pero el duro trabajo de Federico como probador de colchones, provocó que ya no hubiera tanta pasión entre ambos, a parte de que Juanarica (la hija) estaba siempre en medio de ambos y pues, como es obvio, no podrían hacer el ñiqui ñiqui.
Un día, no muy tarde desde entonces, Federico consiguió día libre el 14 de febrero (día de The Walking Dead San Valentín), ambos dejaron a Juanarica con los perros del vecino, para que se sintiera acompañada durante el día y la noche, y ellos se fueron a un hotel a disfrutar del día de los enamorados.
En recepción le comentaron que en un departamanto se prudujo unos asesinatos, por lo tanto decidieron quedarse en esa habitación. El dormitorio era muy grande y acogedor, a Juana le fascinaba los cadáveres que se encontraban esparcidos por el suelo, pero a Federico le daba realmente terror. Tiraron los muertos por la ventana, ya que se sentían observados. Y en la cama, se empezaron a frotar fuertemente, hacía frío y eso provocaba que se calentaran, ya que no había manta. De tal frote, empezó a salir humo, y la cama se prendió en llamas, por suerte, pudieron saltar por la ventana, ya que justo abajo se encontraba la piscina. Pero los muertos que lanzaron por la ventana flotaban provocando que bloquearan el agua, así que cayeron sobre los cadáveres de tal fuerza, que Federico se lastimó un tobillo, y Juana se partio una uña postiza, lo que provocó que rompiera en llanto sobre el hombro de un muerto que flotaba. Federico la animó para que se calmara, pero entonces recordaron que se encontraban en llamas, y saltaron de los cadáveres al agua. Después de tal fiesta, volvieron a su dormitorio, y tras haber sido el fuego extinguido por unos bomberos que llevaban botellas de agua, ellos entraron. Todo estaba chamuscado, incluido las maletas donde llevaban todas las cosas importantes, como es el caso de las bragas de la Hello Kitty, o los calzoncillos de elefante, donde se veía la trompa, era donde Federico metía el miembro viríl. Se fueron al cuarto de baño, y arrancaron la cortina de la bañera, y de ahí sacaron un vestido precioso, y un traje de chaqueta. Se vistieron, y se fueron a una cena romántica.
La comida era de una gran exquisitez, una tartita con una vela en medio, un huevo frito para cada uno, con patatas fritas, acompañado de un refrescante vaso de agua del grifo, o del váter, aunque eso no se sabe, ya que el grifo estaba conectado con el váter y viceversa. Corría el rumor, que toda la mierda entroducida en el váter, salía del grifo de la cocina.
Juana, comenzó a tontear con Federico lanzándole una patata frita, al cuál, le golpeó en la cara, quedandose pegada en su mejilla, y él, sexualmente con la lengua, se la comió. Risas de tortoritos resplandecía en sus rostros. Él decidió lanzarle el huevo frito a la cara, el cual le quemó gran parte del rostro de Juana, provocando que ella, de tal enfado, le lanzara el plato, el cual con una fuerza sobrenatural, cortó gran parte del respaldar. Éste enfureció, y le lanzó el plato y el vaso a la cara, a continuación cogió la tartita, con la vela, y se la tiró a ella, provocando que el fuego de la vela la echara arder. Federico estaba realmente asustado por lo que había hecho, no sabía que hacer. Así que decidió coger una manguera que se encontraba en la pared, y la apagó. Pero en ese instante, comprobó que el plato se rompió al golpearse con ella, y los trozos de porcelana los tenía introducidos en gran parte de la cara, y los cristales del vaso clavados en los ojos. Pero aún así seguía viva, a la vez que mostraba una malévola sonrisa de venganza.
Tras salir de ahí, volvieron a su departamento del hotel, cogieron sus cosas, y se largaron. Al llegar a su casa, y tras recoger a la niña, la cual ladraba de alegría al verlos, decidieron dejar a la niña dormida en su cuarto, a la vez que ellos tenían el dormitorio libre. Él se tumbó en la cama desnudo, a la vez que ella se sentó arriba de él. "Por fin solos", le susurró ella al oído. Y tras un poco ñiqui ñiqui y ñaca ñaca, acabaron reventados, como nunca lo habían hecho. Ella salió un momentito, y al volver, venía con una caja de bombones. "Son para tí", le comentó, "¿Pensabas que me olvidaría del regalo?", él sonrió, y al abrir la caja, observó que solo había un bombón. "¿Y el resto?", le preguntó preocupado, "Nada, cómetelo", él decidió cogerlo, y cuando se lo metió en la boca, el bombón se quedó pegado en la garganta. El pobre hacía ruídos de dolor. "Esto la venganza de cuando la cena romántica", Federico le mostraba una cara de preocupación, a la vez que tenía los ojos llorosos. "He bañado al bombón en pegamento, te será imposible sacártelo, Luís, sal de ahí ya", en ese instante un joven salió del armario, estaba desnudo y excitado, ella se montó arriba de su novio, el cual estaba quedándose sin respiración, y el joven comenzó a darle duro a ella, mientras Federico se encontraba abajo afixiándose. Juana se echó un poco más hacia el pecho de Federico, provocando que por la presión, el bombón consiguiera salir disparado, haciendo que el pobre pueda volver a respirar, el bombón partió lo que sujetaba un ventilador del techo, haciendo que se cayera, cortandole la cabeza al joven del armario, a Juana, y a su vez, partiendo en trozos a Federico y compañía. Mientras que Juanarica observaba desde la puerta arrascándose la oreja con la pierna.
Moraleja: No te comas un bombón bañado en pegamento, después de casi matar a tu pareja, la cual te ponía los cuernos.
Moraleja 2: El amor es lo mejor que te puede pasar, siempre y cuando tengas a una perra como hija.
MUERTE #142
AMOR LETAL
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