El demente consta de una bizarra colección... Pero aún no se ha descubierto quién es el psícopata ni dónde se encuentra. ¿Podrá Adela, junto a su grupo de amigos descubrir el rostro de su futuro asesino?>>
La historia la estaré publicando en mi cuenta de Wattpad... Para terminar, aquí os dejaré el capítulo 1, tengo que advertir que no es de comedia, y mucho menos de humor absurdo... Sino que contiene violencia, aunque si puede que incluya algo de comedia negra. Y sin más preámbulo, aquí os lo dejo:
Las calles de Barbate
quedaron asoladas y oscuras. Tan solo eran alumbradas por unas pocas
farolas que daban luz a cada unos cincuenta pasos. La niebla cubría cada
uno de los caminos. Un joven paseaba deprisa, sin camiseta, el castaño
cabello enredado, los pantalones rasgados, la cara llena de lágrimas, y
ensangrentada, al igual que brazos, piernas y pecho. A lo lejos de la
enorme cuesta donde se encontraba, pudo ver la silueta de alguien que lo
observaba. Él se acercaba rápidamente, aunque tambaleándose, ya que se
lastimó un tobillo mientras huía anteriormente.
—¡¡Eh!! ¡¡Ayúdame!! ¡¡Estoy en peligro!!
La figura no reaccionaba. Tan solo seguía contemplándolo.
—¡¡Por favor!! ¡¡Llama a la policía!!
La silueta comenzó a alejarse.
—¡¡¡No te vayas!!! ¡¡¡Por favor!!! ¡¡Eres mi única esperanza!!
Pero aquella persona huyó como alma que lleva el diablo, desapareciendo en la espesa niebla que cubría la zona.
—¡¡¡¡No...!!!!-gritó entre llantos, y a su vez arrodillándose en el suelo, estaba perdido.
Unos pasos tras él lo sobresaltaron, e hizo que siguiera hacia delante sin ver lo que se encontraba a sus espaldas.
—¡¡Déjame!! ¡¡¿¿Qué se supone que quieres de mí??!!
Una mano lo alcanzó, y a
su vez, un afilado puñal se introdujo en el lumbar, provocando que el
grito despertara a gran parte de los vecinos que se encontraban
alrededor. Cayó herido en los brazos del asesino, y éste se lo llevó a
rastras a un callejón oscuro para no ser contemplados.
—No... Por favor...-le dijo sujetando el brazo que sostenía el arma blanca.
El extraño, comenzó a
introducir una y otra vez el puñal en el pecho del joven. Hasta en el
momento que dejó de moverse, su mirada se quedó prendida en los ojos del
asesino, a la vez que estos soltaron las últimas lágrimas, y a su vez,
su último suspiro acompañado de un <<lo siento>>.
El criminal se guardó el
puñal en la bota, pero sacó una pequeña navaja, la cual la introdujo
poco a poco en el cuello de la víctima, haciendo una profunda raja, a la
vez que apretaba con fuerza cortando cada uno de los músculos que
protege esa parte de la columna cervical, los huesos de la misma crujían
como una gruesa rama que está siendo pisoteada por unos niños que
corretean por el lugar, hasta que consiguió arrancarle la cabeza. Todo
el callejón estaba lleno de sangre. Éste abrió un saco que llevaba
agarrado a la cintura, y la introdujo dentro, acompañado de otras seis
cabezas, todas de jóvenes. A continuación, sacó un mechero que tenía
guardado en el bolsillo de la chaqueta de cuero, y junto a un poco de
alcohol que tenía en un frasco, el cuerpo del joven se prendió en
llamas, mientras él, se sacó un puro del pantalón, y sentado en el
suelo, apoyado en la pared, junto al fuego, empezó a fumárselo, mientras
una malévola sonrisa resplandecía en su blanco rostro. Junto a él, se
encontraba la bolsa donde tenía las siete cabezas, introdujo la mano en
ella, y sacó la de una joven de rubio cabello y ojos azules, a la vez
que se la acercaba al rostro, y la besó en los labios. Sucesivamente, la
volvió a dejar junto a su colección.
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